Esta será la última entrada en el blog sobre mi viaje a la India en 2.008. Una vez recorrido el estado de Rajastán, era el momento de tomar dirección este, hacia el estado de Uttar Pradesh, el más poblado de la India, el de las vacas, el hindi y donde se encuentra el río sagrado del hinduismo, el Ganges. En la India hay infinidad de lugares que deben visitarse, pero en mi opinión el único obligado es el Taj Mahal en Agra. Existen viajes de un día desde Delhi en tren o autobús, saliendo a primera hora y volviendo al anochecer. En mi caso, me desplazaba en un autobús nocturno desde Jaisalmer, haciendo escala en Jaipur. Quería llegar a Agra a media mañana, descansar y visitar el Taj Mahal antes del anochecer, cuando la luz ataca esta maravilla del diseño en mármol blanco y construcción humana.
Durante el trayecto en bus, al saltarse mi parada, los conductores querían hacer pagar de nuevo, pero una vez convencidos de que no iba a suceder así, me llevaron en un rickshaw a mi destino. Llegué a las 14h a Agra, me dirigí al hostal, que me habían recomendado en la guesthouse Himalayan de Jaisalmer. Después de regatear bastante conseguí mi habitación y me encaminé hacia el Taj. Ojo porque a partir de las 18h los guardias empiezan el desalojo.

El Taj Mahal se construyó por amor en el s. XVII. El emperador Sha Yahan lo levantó por la muerte de su segunda esposa al nacer su decimocuarto hijo. Tardaron 20 años en terminarlo, emplearon expertos de todo el mundo y miles de personas que eran explotadas (esa es la parte menos romántica del Taj). Se cree que el emperador quería construir una réplica en mármol negro para su propia tumba en la ribera opuesta del Yamuna, pero al derrocarlo su hijo y encerrarlo hasta su muerte en el fuerte de Agra solo pudo contemplar la obra hasta el fin de sus días.
La entrada son 500 Rs. y hay tres puertas de acceso que llevan a un patio exterior, la puerta sur si se viene de Taj Ganj pero hay bastantes colas. Las filas están separadas para hombres y mujeres. Atravesando el pórtico de arenisca roja con inscripciones del Corán se
Visita al fuerte de Agra (300Rs), una fortaleza mongola con un palacio en su interior. Construido en el s. XVI por el emperador Akbar se trata de un conjunto de diferentes edificios en arenisca roja, una doble muralla y reconstrucciones. El río lo atravesaba al principio. En su interior hay mezquitas, palacios y unas vistas magníficas del Taj Mahal.
Mi hostal, Sai Palace, situado en la zona Taj Ganj, llena de vida, sobre todo durante la noche por restaurantes, puestos en la calle, cafés, y puestos de todo tipo. Las habitaciones limpias, con baño, agua caliente y AA. Conocen, bajo comisión claro, una tienda donde hay pasminas, colchas, y todo tipo de productos textiles magníficos. Desayunar en la azotea del Shanti Lodge Restaurant, mientras se contempla a lo lejos la silueta del Taj Mahal es un lujo que bien vale el viaje hasta Agra.
Desde Agra, realizaría el trayecto más largo en tren de todo el viaje. Se suponían que sería un viaje saliendo a las 21h y llegada a Varanasi a las 9:30 del día siguiente. La estación de Agra pequeña y abarrotada de gente. Finalmente, serían 24h hasta Varanasi debido a continuos problemas y paradas durante el trayecto. Entablé amistad con mis compañeros de coche, compartimos te chai y samosas, ambos estudiantes en la universidad esperan poder trabajar en los EEUU.
Varanasi , ciudad sagrada, de peregrinaje y lugar preferido para recibir la muerte en la religión hinduista. A la ciudad de Siva acuden hindúes para en el río sagrado lavar los pecados de toda la vida o para incinerar a sus familiares, aquí se obtiene el moksa, liberación del ciclo de nacimientos y muertes.
Conocida por sus Ghats a orillas de río Ganges, es como si una ciudad paralela existiese en las orillas del río, gente viviendo en destartaladas chalupas pero bien decoradas, situadas a lo largo de todo el margen del río. Esas aguas son donde la gente de baña, cocina, hace sus necesidades, etc… Durante mi recorrido por los ghats recibí varias invitaciones a sumergirme en el río, que yo muy amablemente decliné indicando mis más que seguros problemas “por delante y por detrás”, por lo menos conseguí arrancarles unas buenas risas. El número de ganchos y ofertas de grandes, bonitas y baratas rutas es constante, así que hay que tomárselo con calma.
Tienes que tener preparados los sentidos, sobre todo el olfato, como en toda la India, pero en esta ciudad se hace más perceptible.

La carga espiritual de la ciudad y del Ganges es extraordinaria. En sus orillas se realizan los rituales de incineración, ser testigo de uno de estos acontecimientos en el Ganges, de cómo se prepara la pira para la incineración, y se esparcen las cenizas en el río me llevó a una profunda reflexión sobre la vida, el principio, el fin y todos las circunstancias que pasan a lo largo de tu vida. Fue curioso cuando te mantienes a una distancia prudencial y aun así te piden dinero por verlo, estaba claro que solo querían aprovecharse y sacar algo, era gente que no tiene nada que ver con la familia, en fin, son las peculiaridades de este país.
El acoso, al igual que en Agra es bastante elevado, así que hay que armarse de paciencia y poner cuidado con los objetos personales. Lo mejor es llevar el alojamiento reservado y acordado que te vayan a buscar a la estación. Ojo los rickshaw no pueden circular por las pequeñas calles de la ciudad vieja.
Mi hostal el Sun Rise . Tranquilo, agradable y con el bar en una terraza y que agradecía el aire fresco. La habitación amplia y limpia. Sobre todo el personal, muy amable y colaborativo.
Dejé Varanasi con una sensación extraña, quizá porque me acercaba al final del viaje, llevaba en la retina el funeral presenciado en los ghats, y los continuos acosos (casi como el gin y el gan). Siguiente destino Kolkata (antigua Calcuta) desde donde iniciaría el viaje de regreso a Madrid con escalas en Mumbai y Doha.
Para visitar Calcuta se necesitaría un viaje única y exclusivamente para recorrerla y empaparse de su espíritu y ambiente. Lamentablemente ya no disponía de más días así que tuve que contentarme con vagar por la ciudad tratando de impregnarme lo máximo posible de su ambiente.
Es la segunda ciudad más grande de la India y considerada el centro intelectual y cultural del país. Esto se junta con una situación de desesperación e indigencia que viven millones de personas.

Estaba situado por la zona de Chowringhe, una zona donde se puede visitar el Victoria Memorial situado en una parque precioso, fue construido para la reina colonialista Victoria a principios del s. XX. El parque de Maidan con los estanques y parques donde se juega al cricket. Estuve un buen rato viendo un entrenamiento, y no conseguí entender ese juego, en fin…El museo indio, la catedral St. Paul y chinatown, y los diversos mercados son otros puntos de interés.
Mi hotel situado en esta zona, era un edificio rosa, el Sun flower GH Habitación con baño, habitación amplia e iluminada. Cerca de multitud de pequeñas tiendas, Internet cafés, limpio y con personal agradable. Me sirvió para descansar antes del largo viaje de vuelta.
Llegaba así al final de mi viaje. Abandonaba la India con un sentimiento de morriña, su gente, la comida especiada y picante, el espíritu místico, la cultura y su vitalidad me habían calado tan profundamente que deseaba volver cuanto antes (yo creo que esto le ocurre a prácticamente todos los que visitan este país). La experiencia desde luego mucho mejor que la anterior en 2.006. Por otro lado, me iba decepcionado por los aspectos menos “glamorosos” como el machismo, las castas y clases sociales, la burocracia excesiva, la corrupción y la explotación de los más débiles.
India es un país de grandes contrastes, que permanecerá para siempre en tu mente y en tu corazón, que amarás en cuanto hagas el primer trayecto y vivas la primera experiencia. Amigable, acogedor, será la experiencia de tu vida.